miércoles, 7 de agosto de 2013

Anoche bebí demasiado.

Fue salir  y beber whisky por cada esquina. Un whisky perdido, whisky sin hogar. Abandonado ante el miedo y la soledad. Sin futuro ni salvación.

Continuar y tragar ginebra. Ginebra con sabor a puños, con sabor a odio. Quizá con un toque de celos y algo de belleza femenina de por medio.

El ron llegó a mis labios. Ron con traición. Ron sin perdón. Ron con mucho dinero para unos y tan poco para otros. Demasiado ron. Demasiado.

Ahora vodka. Vodka que sabía a mentiras y a corrupción. A desinterés y a poco amor común. A mucha gente engañada y a tan poca beneficiada.

No puedo más. Muchísimo por hoy. Muchísimo.

Completamente borracho, absolutamente borracho. Me lancé a suelo y comencé a vomitar. Demasiada realidad.
Completamente borracho, absolutamente borracho. De realidad, demasiada realidad.





No hay comentarios:

Publicar un comentario